Ubicada en la costa noroeste, directamente al lado de la carretera de Cabrera, esta playa de arena blanca y ligera no es lo que uno espera: un río fluye tan cerca que le da a la arena una textura suave y esponjosa, mientras que el mar es una mezcla de frío y calor de un extremo a otro. Es una experiencia intrigante, que con sus aguas poco profundas la hacen ideal para todos. Podrás caminar kilómetros sin que se vuelva más profunda.