Leonel y Danilo lograron zafarse de ganchos
del FMI
El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional reconoció el robusto
crecimiento económico de los últimos años del país, y emitió elogios
a las autoridades por haberlo hecho con baja inflación, no obstante que tales logros se obtuvieron contradiciendo recomendaciones del propio FMI compartidas, en su momento, por el equipo económico oficial dominicano.
El informe semestral técnico del FMI del pasado 28 de mayo, dado a conocer a comienzos de semana, mandatorio para todas las naciones miembros del acuerdo constitutivo de la entidad, sin embargo, obvia referir que en justicia tales bonancibles resultados relativos a los años 2012 y 2013 son atribuibles a directivas de políticas económicas correctivas impuestas por el Ejecutivo a sus autoridades económicas.
(La experiencia indica que las lúcidas intervenciones de los presidentes Leonel Fernández y Danilo Medina para corregir rumbos impuestos por las recetas del FMI y adoptadas por sus correspondientes autoridades económicas locales, salvaron a la economía de incorporarla a procesos recesivos que rondaban el entorno económico mundial).
En efecto, el Directorio del FMI confirma el informe de las autoridades del Banco Central dominicano de que en el 2013 se acumuló un crecimiento del PIB real
del 4.1 % impulsado por los sectores minería, construcción, agricultura y turismo
, y que la inflación general se mantuvo sin cambios respecto al 2012 en 3.9%, ubicándose por debajo del rango objetivo del BC.
También que se logró reduciendo del déficit consolidado del sector público en casi 3 puntos porcentuales del PIB, debido, dice, a menores gastos de inversión, al rendimiento de la reforma fiscal del 2012 y a la re-negociación del contrato para la explotación del oro y la plata con Barrick-Goldcorp.
La política monetaria se flexibilizó sustancialmente en mayo de 2013 para estimular el crecimiento del crédito y apoyar a la actividad económica
, reconoce el FMI, aunque no hace mención de que hasta ese momento se trataba de una política restrictiva del crédito fruto de sus propias recomendaciones y de la adopción de éstas por parte del ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo y del propio Banco Central, que las reclamaron a finales del 2012.
Las autoridades monetarias, que ya habían respondido a la directiva del Poder Ejecutivo de flexibilizar el crédito con recursos del encaje legal y otras facilidades de sus instrumentos de política monetaria, respondieron a las presiones del mercado cambiario, aumentando la tasa de política en 200 puntos básicos en agosto pasado, logrando estabilizar el mercado desde entonces, reporta el FMI.
Estas acciones del BC han tenido mucho que ver para que se mantenga un boyante crédito bancario que, al cierre de marzo pasado, era de un 14 por ciento en todo el sistema bancario, confiesa el organismo multilateral.
Otro aspecto reluciente que el FMI le reconoce a la economía dominicana es el de haber reducido el déficit de la cuenta corriente en la balanza comercial, que del 6.8% en el 2012 (necesario para mantener el ritmo de crecimiento económico) pasó al 4.2 % en el 2013, debido al refuerzo que significó el aumento en las exportaciones de oro y mayores aportes del turismo. Y aunque lo atribuye también a una menor inversión pública, habría que preguntarse también si el crecimiento no hubiese sido mayor.
Al igual que en 2012, dice el FMI, las entradas netas de capital siguieron siendo grandes, lo que refleja tanto el endeudamiento (externo) del gobierno como la inversión extranjera directa
. Fueron estos últimos dos movimientos los que llevaron las reservas internacionales brutas al nivel histórico en el 2013 de US$4,700 millones y aún a rebasar ese nivel en mayo de este año hasta los US$4,966 millones, que rebasan el objetivo de disponer para más de tres meses de importaciones.
La solidez del sistema bancario dominicano se mantuvo alta, en un 14%, y los préstamos en cartera vencida eran de menos del 2%, lo que debe ser uno de los más bajos de toda América Latina.
Los “ganchos” del FMI
Quizá sea el más reciente el informe del FMI el de más expresiones laudatorias al comportamiento del modelo de desarrollo dominicano de los últimos años, pues incluso llega a expresar que las perspectivas siguen siendo favorables para el crecimiento y la inflación
.
Llega a decir que son favorables los pasos recientes hacia la consolidación fiscal, aunque reclama medidas adicionales para mitigar las vulnerabilidades derivadas de las grandes necesidades de financiamiento y para colocar la deuda pública en una trayectoria más sostenible
. ¿Más sostenible ? ¿Y no es lo contrario lo que se nos hace creer en los últimos tiempos ?
Pero contiene también lo que en argot local llamamos ganchos
respecto a recomendaciones de política económica para el presente y el porvenir.
Los mencionados ganchos
se resumen en una serie de recomendaciones que se orientan, de nuevo, a contener el impulso en el gasto y en la inversión del gobierno, procurando, como siempre, economía de capital para garantizarse el pago de la deuda, lo mismo que para proteger al sector privado de la competencia del Estado en actividades básicas como la financiera-bancaria y el desarrollo eléctrico, que las prefiere controladas por el sector privado.
Sin duda, la propuesta de mayor peligrosidad económica y política es la de eliminar el déficit del sector público no financiero en un período de tres años
, que la acompaña de reducir las exenciones impositivas, apretar los controles del gasto público y restringir las transferencias al sector eléctrico.
Un gancho en profundidad está referido en la expresión del informe: acogieron la intención de las autoridades de adoptar reformas de gobernanza para aumentar la independencia del banco comercial de propiedad estatal, fortalecer su capitalización y limitar su exposición ante el sector público
, porque ello se traduce en la abstención de acudir a una fuente legítima de recursos financieros que para nada ha puesto en peligro la institución referida.
Lo mismo podría decirse del compromiso de reforma en el mercado laboral, que lo adornan con el señuelo de que ayudaría a distribuir de manera más extensa los beneficios del crecimiento
.
Igualmente difícil de percibir es la apreciación del Directorio del FMI de fomentar la competencia y el crecimiento mediante la reducción de las exenciones de impuestos y la eliminación de las distorsiones en el sistema tributario
, puesto que en su lenguaje se entiende como abrir más el mercado para la competencia exterior.
Si bien el FMI acoge los planes del gobierno para invertir en la generación eléctrica, algo que de sólo mencionarlo le desagradaba en el pasado reciente, condiciona los mismos a que siempre que no fueran en detrimento de las finanzas públicas
, una verdadera incongruencia ya que es preferible invertir en el subsector eléctrico que en cualquiera otra necesidad.
Pero el gancho mayor
nos lo reserva el Directorio del FMI en la frase con que concluye su informe sobre el país, pues luego de ver espacio
para fomentar la inversión privada en el sector eléctrico mediante reformas al marco regulador (del subsector) y para aumentar la eficiencia y reducir las transferencias en electricidad, sobre todo permitiendo que las tarifas se ajusten en consonancia con los costos de la energía
.
Se les olvidó a los ejecutivos del FMI que esta misma receta de elevar la tarifa eléctrica la hicieron en la antesala de las elecciones del 2012 y le fue rechazada, porque hubiese decretado estallidos de ingobernabilidad, y que repetir exactamente la historia en esta ocasión obliga a similar respuesta.