República Dominicana ve crecer el número de ballenas y de turistas

Las autoridades de República Dominicana han constatado un aumento en el número de ballenas jorobadas que recalan en esta época en las aguas del país y, también, un incremento en la cifra de turistas que acuden a ver los cetáceos.

Actualmente, se calcula que unas 3,000 ballenas visitan cada año la bahía de Samaná y el Banco de la Plata y Navidad, una zona de aguas someras al norte de la República Dominicana, en la temporada de reproducción y apareamiento, que va del 15 de enero al 31 de marzo.

Sin embargo, los científicos carecen de datos exactos, puesto que no se usan sonares para evitar que la emisión de ondas electroacústicas puedan molestar a las ballenas, así que para elaborar sus cálculos confían exclusivamente en la observación a simple vista.

El año pasado fueron avistadas 605 ballenas tan solo en la bahía de Samaná, sin contar las zonas del santuario en mar abierto, y se contabilizó el nacimiento de 18 ballenatos, mientras que este año ya van 7 partos.

La recuperación de las ballenas se debe tanto a las políticas de protección que han adoptado las autoridades internacionales, como a las regulaciones de «no hostigamiento» que se aplican en República Dominicana, dijo a Efe el administrador del santuario marino, Israel Santana.

Se calcula que al menos el 80 % de las ballenas jorobadas del Atlántico Norte, desde Canadá a Noruega, viajan a República Dominicana para aparearse o para alumbrar a las crías en las aguas cálidas y al abrigo de predadores en la bahía de Samaná.

No todas las ballenas hacen el viaje anualmente, puesto que en las aguas dominicanas no se pueden alimentar, según explican los expertos.

El país cuenta con una estructura para avistar las ballenas desde 1985, relató a Efe el ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, quien valoró la «oportunidad única» de la que gozan los visitantes para ver las ballenas en Samaná.

En aquel primer año, 60 turistas vieron el baile de las ballenas, en 2021 fueron 33.000 personas y este año, antes de llegar a mitad de la temporada, ya se han contabilizado 32.000, una cifra que permite vaticinar que se está recuperando el ritmo de turistas previo a la pandemia.

Desde el barco, los turistas consiguen ver las ballenas con sus ballenatos subiendo a respirar a la superficie, aleteos o incluso el morro de alguna ballena acercándose a curiosear a los botes.

Los que tengan más suerte también pueden ver los espectaculares saltos de los machos, en un intento de llamar la atención de las hembras para disputarse el derecho de aparearse.

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