Javier Vayá nos acerca al fascinante mundo de los barcos sumergidos, un viaje al pasado. Por Javier Navascués

Javier Vayá Gil es abogado e historiador. Licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia, es abogado generalista. Experto en Historia del Derecho. Gestor Administrativo. Licenciado en Historia por la Universidad de Valencia, especialidad, Historia Moderna ( XVI, XVII, XVIII). Socio del CES (Fundación Cultural sin ánimo de lucro). Master en Abogacía. Asistencia al Master de Historia de las Técnicas y la Navegación; estando muy interesado en simposios y conferencias sobre Tesoros Hundidos y Protección de Patrimonio Sumergido (en especial, el español). Conferencia sobre Patrimonio Sumergido español, Tesoros Hundidos y su Protección (Facultad de Derecho) (Derecho del Mar). Por su formación generalista de historiador, los historiadores se proyectan como colaboradores y comentaristas de prensa, radio, y TV, pudiendo ejercer de periodista (como salida heterodoxa de la Profesión). Por su formación de Jurista e Historiador, se proyecta hacia las Ciencias Políticas (Carrera cuyo contenido es Derecho, Historia, Geografía, Historia del Pensamiento, Historia de las Ideas Políticas, Relaciones Internacionales y …Sociología y Estadística (ignorando estas dos últimas).

Un «cuasi politólogo» interesado en las Relaciones Internacionales y Diplomacia (formación está última en la que es esencial una buena formación jurídica (80%) y Historica (20%, Historia Moderna y Contemporánea). Le gusta escribir, los buenos libros y siente pasión por la Mar.

¿Por qué te fascina el tema de los barcos hundidos en el mar?

Desde siempre, desde los tiempos del colegio. Esto me llevo a leer y documentarme sobre este tema y a estudiar Historia en la Universidad, especializándome en Historia Moderna. También me atraen mucho los aspectos de la responsabilidad en la custodia y protección de este rico legado de nuestros antepasados, y allí entra en juego mi vocación de jurista, especializándome en Derecho Marítimo

Me interesa la arqueología subacuática a nivel general y a nivel particular, el rico patrimonio sumergido español, en especial la edad moderna siglos XV, XVI, XVII, XVIII, en especial, los siglos de Oro, el legado de la España Imperial, una responsabilidad irrenunciable. Un Navío, un barco hundido, es una suerte de capsula del tiempo, un instante congelado de una época y civilización susceptible de ser investigado y estudiado con metodología científica.

Es una apasionante historia de misterio, reconstruir el hundimiento, como era el estilo de vida de pasajeros y tripulación de un barco hundido y desparramado por el fondo marino, sacudido por las tormentas y cubierto de sedimento. Estos restos narran una Historia fabulosa, nadie decide lo que se llevara o dejara es un fragmento de Historia congelado en el tiempo.

Un naufragio es la reconstrucción de un tiempo y un estilo de vida que pasó, con un rico tesoro sepultado y rutas de comercio. Una capsula en el tiempo que espera ser abierta y contar su historia. Junto con ello, el patrimonio sumergido es un elemento significativo de la historia humana y un patrimonio común cultural “somos lo que somos, porque fuimos lo que fuimos”, sumergirse en nuestra Historia, explorar aspectos poco conocidos, recuperar un tesoro único de información y objetos de índole histórica, cultural y científica, que es patrimonio de la humanidad. El patrimonio hundido es nuestra memoria sumergida, debe ser preservada y protegida.

Yo siempre pienso en el mismo ejemplo, en tierra, imaginemos un castillo levantado en el S.XII, ampliado en el S.XIV, reformas sucesivas en los siglos XV,XVI, para adaptarlo al impacto dela artillería, usos como castillo- palacio en el S.XVII, como cárcel en el S.XVIII, y diversos usos XIX-XX, museo, parador nacional. Por lo que ha sido modificado y adaptado a las diversas épocas y usos. Sin embargo, un navío, es un fragmento de su época (todo de la misma época, sin adiciones, ni modificaciones posteriores), que se conserva en el fondo.

Los pecios que naufragaron cuentan la historia de los que llegaron a puerto, hay que recordar la importancia del legado imperial y los aspectos náuticos necesarios para gestionar y controlar ese Imperio en el que no se ponía el sol.

En los Siglos XV, XVI y XVII, España y Portugal fueron pioneros y adalid de las exploraciones y descubrimientos. Europa aprendió a navegar gracias a los tratados de náutica españoles que fueron traducidos, un rico pasado que nos interpela del que se puede obtener mucha información de un yacimiento contrastado con lo que cuentan las fuentes escritas.

Un rico pasado, que es suma acumulada de lo que nuestro pueblo aprendió de la tradición náutica de fenicios, griegos, romanos, musulmanes, aportes medievales. Y su tradición Atlántica y Mediterránea.

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